Esta semana una conocida contactó conmigo para que la ayudase con la contratación de un dominio. O eso pensaba yo, porque la realidad era que no sólo necesitaba un dominio, también necesitaba todo lo demás para poder tener una página web para su empresa.
Como ella misma decía, de finanzas y contabilidad sabe mucho, pero de páginas web y de informática en general ni idea y necesitaba un poco de orientación para saber qué pasos tenía que dar.
No puedo evitar que me llame la atención porque a pesar de que hay muchísima información en internet sobre todo este tema, seguimos necesitando que alguien de confianza nos oriente a dar los primeros pasos en la dirección adecuada o por lo menos, que nos indique en qué orden darlos.
De todas formas, si me paro a pensarlo un poco, tampoco me extraña. Lo cierto es que yo hago lo mismo cuando quiero meterme en algo nuevo que no conozco: primero ojeo por todos lados para hacerme una idea de cómo va el tema, pero después intento contactar con alguien que ya esté metido en el tema para que me dé algunos consejos básicos, que ya veo yo después si seguirlos o no.
De esta consulta he sacado dos conclusiones que quería compartir hoy contigo:
- Hay tantos puntos de vista sobre un mismo tema, como personas que opinan sobre él. Con lo que nos quedamos es con lo que nos funciona y conmigo no va a ser distinto: es mi experiencia lo que me dicta qué está bien y qué me funciona peor. Eso no quiere decir que otras opciones no sean válidas: para otras personas seguro que sí lo son.
- Mucha información sin guía no sirve para nada. Está ahí, sí, pero no siempre es lo mismo ejecutar un paso en primer lugar que en cuarto. Nos hace falta guía… (Esto me recuerda al faro de mi pueblo para los barcos (snifff)).
Y cuando veo que alguien no comprende el funcionamiento de algo y yo puedo enseñárselo, no puedo resistirme a intentar explicárselo en términos que pueda comprender: porque me da mucho coraje ver cómo alguien tiene que tomar una decisión poco acertada, por no haber recibido la información de otra manera.
Este caso es perfecto como ejemplo, ya que a través de un ejemplo comparativo, una persona no técnica ha podido entender perfectamente las implicaciones de una página web.
Ya que estoy, de paso, te lo cuento. Y si esto te sirve para resolver alguna duda me hará muy feliz que lo compartas conmigo a través de los comentarios o del formulario de contacto si te da corte 😉
EN QUÉ SE PARECE TENER UNA PÁGINA WEB A COMPRARSE UNA CASA
Tener una página web es como comprar una casa… o alquilarla según se prefiera.
Un buen día te levantas y decides que quieres vivir en otro sitio.
Hay muchos tipos de casas: piso, estudio, chalet, adosado, caserío, ático… Y no todas cuestan lo mismo, en muchos casos ni parecido. Por eso tienes que hacer números y ver qué te cuadra más.
Le das unas vueltas al tema, decides una zona y con el tiempo, encuentras una casa que te gusta y te la quedas.
Contratas un servicio de mudanza para que se hagan cargo del traslado de todas tus cosas y este día ellos llegan, te embalan todo y entre otras, te hacen la gran pregunta: ¿cual es la dirección de tu casa nueva?
Confirmas con ellos la dirección y en unas horas, ya han terminado de trasladar tus pertenencias.
En este ejemplo, la dirección de tu casa nueva sería el dominio para tu página web: la dirección que tienes que facilitar a los demás para que encuentren tu web en Internet.
La casa nueva sería el continente de todas tus cosas… Al igual que un hosting, que es donde se almacenarán todos los archivos de tu página web.
Los de la mudanza serían los profesionales que contrataras para hacer la web… Dependiendo de lo buenos que sean, dejarán todo ok o te perderán cajas por el camino.
Tras este ejemplo, la protagonista de este artículo comprendió lo que implicaba tener una página web y todo lo que necesitaba para poder completar el proceso con éxito.
Ahora, con mi guía, está en plena preparación de su propia página web profesional.
Y tú ¿a qué esperas? ¿Te has puesto con la tuya y te ha surgido alguna duda? ¡Cuéntamela e intentaré ayudarte!